La Transfiguración de Santiago
Por Enrique R.
Lamadrid
Fotografías por
Miguel Gandert
Traducción José A. Domínguez Jr.
Una de
las transformaciones más dramáticas de Santiago ocurre el día 25 de julio en el
pueblo de Jesús María de los Dolores, diez kilómetros al norte de
la ciudad de Aguascalientes, que es uno de los primeros parajes en el Camino Real al sur de
Zacatecas.
A
diferencia de los disfraces históricos de los moros y cristianos de Zacatecas,
todos los del pueblo de Jesús María de los Dolores
usan máscaras de madera salvo el mismo Santiago y el único personaje femenino
en la obra – Toci, la esposa del dios Azteca del sol, Huitzilopochtli.
Esta
morisma es profundamente mesoamericana en carácter, con sus máscaras y
personajes indígenas. Los moros con caretas grises y turbantes están montados
en caballos y gozan de una ventaja sobre los cristianos de careta blanca que
visten sombreros extravagantes de paja decorados con borlas de colores.
El Rey
de los Cristianos viste una máscara grande elaborada con una barba larga
entallada. Sus soldados se llaman Chicahuales, un término de origen náhuatl que
significa fuerte y determinado.
Ellos
visten huaraches y pijamas blancas, emblemático de sus origines indígenas, a
pesar de su enmascarada transformación a cristianos blancos o mestizos.
En un
contraste claro a los casi interminables parlamentos de Zacatecas, no hay nada
de diálogo, solo una larga serie de escaramuzas, resonando con el sonido de los
machetes de acero de los Moros chocando con las espadas de madera de los
Chicahuales.
Ninguna palabra se pronuncia por los
personajes, porque todo el mundo, incluyendo a los niños, ya se sabe el relato,
el cual comparten con gusto con los visitantes:
“-Sentado
en su trono en el cielo, Dios observa las guerras y las batallas campales que
están ocurriendo abajo en la tierra. El Rey Cristiano ha sido herido gravemente
y está cerca de la muerte en estado de coma.
Perturbado
por la violencia, Dios llama a Santiago a su lado y le ordena que descienda a
la tierra para hacer las paces. Santiago se le aparece al Rey Cristiano en un
sueño y le dice el plan. El vendrá a la tierra para sanarlo y ayudarlo a
prevalecer en la batalla. El santo guerrero baja a la tierra en su caballo
blanco y vence a los moros, uno por uno.
Están
echados en el piso muertos o agonizando. Santiago regresa al cielo y es reñido
por Dios, quien le dice:
- Yo
quería paz sobre la tierra, no muerte y destrucción. Necesito a los moros
vivos.
Entonces
le anuncia a Santiago:
- Ahora
te estoy dando el poder que sólo yo y mi hijo Jesús tenemos: el poder de
resucitar a los muertos. Ahora ve y tráelos ala vida.
Santiago desciende a la tierra otra vez y
cabalga en su caballo blanco tres veces sobre los cuerpos de los moros. A la
cuarta vez, toca a cada uno, y regresan a la vida uno por uno.”
El
resto de la celebración es un alegre y cabal juego de moros y cristianos. Los
moros galopan calle arriba y calle abajo por otra hora más por la fila de
Chicahuales, entrechocando espadas, no en combate, sino en júbilo.
Es
espectáculo se repite el día siguiente, pero aparece un personaje nuevo, la
mujer llamada Toci, la esposa de Huitzilopochtli, quien cabalga entre los
Chicahuales, repartiendo comida de su canasto para mantenerlos fuertes.
El
aspecto más significativo de esta fiesta es la transformación del mismo santo,
de Santiago Matamoros, el despiadado asesino de moros, a Santiago Redentor. En
ninguna otra parte de Latino América, se encuentra una transformación tan explícita, ni
dramatizada tan acentuadamente. En una tarde, Santiago es transformado del
enemigo más formidable de los indígenas, a su redentor y protector.
ENRIQUE R. LAMADRID ha documentado los contextos y
esferas de la cultura tradicional nuevomexicana por todo el Camino Real de
Tierra Adentro con su colega, el fotógrafo Miguel Gandert. Lamadrid fue
co-curador de la exhibición permanente en El Camino Real International Heritage
Center (El Centro Patrimonial Internacional El Camino Real). En la Universidad
de Nuevo México enseña cultura popular, literatura, e historia cultural y es el
director del Departamento de Español y Portugués.
MIGUEL GANDERT, un nativo de Española, Nuevo México, es un
aclamado fotógrafo y profesor de Comunicaciones y Periodismo en UNM, en donde
recibió su maestría en fotografía. Gandert, quien continúa fotografiando en
blanco y negro, ve el trabajo documental como una forma de arte con una fuerte
capacidad de expresión, y como una manera de contar historias y entender las
complejas relaciones culturales.